El cuerpo no miente "dice un viejo proverbio", ya que el lenguaje del cuerpo representa un código de comunicaciòn privilegiado. Para leer el lenguaje del cuerpo se necesita estar en contacto con el propio cuerpo y ser sensible a su expresión.
El acompañante terapéutico es un agente de salud entrenado para realizar básicamente una tarea de contención a pacientes crònicos y agudos, en un nivel vivencial, no interpretativo, y para el cuál debe poner el cuerpo y constituir una presencia receptiva, cálida y confiable. Tocar a un paciente supone mucho màs que técnica, ya que al hacerlo la experiencia es inevitablemente mutua.
El contacto físico es importante para el bienestar emocional y corporal durante toda la vida. La satisfacción de las necesidades cutáneas confiere a toda edad la sensaciòn de seguridad y de que se es apreciado.
En el ser humano el tacto se halla repartido por toda la superficie cutánea, pero está especialmente desarrollado en la yema de los dedos y en los labios.
Con solo tomarle la mano a una persona sometida a una situación angustiosa, para reducir considerablemente su ansiedad e instaurar un clima de tranquilidad y mutua confianza.
El acompañante terapéutico debe saber cuando y cómo realizar ese contacto corporal con el paciente, esto es crucial para que el acompañamiento resulte efectivamente terapéutico.
El abrazo es la forma de contacto humano que contine màs al otro y produce alivio al compartir. A veces para calmar miedo, angustias, dar seguridad y protección.
En base a la importancia que considero que tiene el contacto corporal en un acompañamiento terapéutico, agrego a continuación una frase del libro Abrazame de Kathleen Keating, que me parece oportuna para transmitir el significado del contacto corporal entre paciente y A.T.
Dice lo siguientes:
El contacto físico no es solo algo agradable, es necesario para nuestro bienestar psicológico, emocional y corporal, acrecienta la alegría y la salud del individuo y de la sociedad. El abrazo es una forma muy especial de tocar, que hace que uno se acepte mejor a si mismo y se sienta mejor aceptado por los demás. Abrazar es un instinto, una respuesta natural a los sentimientos de afecto, compasión, necesidad y alegría.
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